Informe revela varios crímenes contra indígenas

Criado em 25/04/13 13h48 e atualizado em 26/04/13 08h11
Por Daniel Mello Edição:Denise Griesinger / Nira Foster Fonte:Agencia Brasil

São Paulo - El Servicio de Protección a los Indígenas (SPI), creado en 1910, a menudo actuó de manera totalmente contraria a los intereses de las personas a quienes debería proteger. Una investigación coordinada en 1967 por el entonces fiscal Jader de Figueiredo Correia indicó que, además de la corrupción sistémica en el órgano – que más tarde fue sustituido por la Fundación Nacional del Indígena (FUNAI) – sus agentes practicaban la esclavitud y tortura de indígenas en todo el país.

Las revelaciones están en el Informe Figueiredo, documento con las conclusiones de la investigación dirigida por el fiscal. Son más de 7 mil páginas encontradas recientemente en el antiguo Museo del Indígena, en Río de Janeiro.

Miembro de la Comisión Nacional de la Verdad, encargada de coordinar la investigación de las denuncias de violaciones de los derechos de los indígenas entre 1946 y 1988, la psicoanalista Maria Rita Kehl, dijo que la Comisión analizará todas las denuncias y hechos narrados en el Informe denominado Figueiredo.

Las denuncias figuran en los relatos de decenas de testigos y cientos de documentos que formaban parte de la búsqueda solicitada por el Ministerio de Interior y motivada por una Comisión Parlamentaria de Investigación establecida en 1963. "El trabajo esclavo no era la única forma de explotación. También se adoptaba mucho la usurpación del producto del trabajo. Los terrenos cultivados con tanto esfuerzo fueron sumariamente quitados de los miserables sin pago de indemnización y sin darles satisfacción", resalta el fiscal.

En el estado de Paraná, el informe dice que el responsable del SPI en Guarapuava, señor Iridiano Amarinho de Oliveira, "azotaba a los indígenas para hacerles trabajar para él", utilizando un azote de cuero con tiras de madera, conocido como “rabo de tatu”.

Uno de los mayores ejemplos de la mala conducta es el director del SPI en aquellos años, el Mayor Luiz de Vinhas Neves. Entre las decenas de irregularidades señaladas por el informe, Neves está acusado de haber firmado, en su propio beneficio, un contrato para explotación de casiterita (mineral de estaño) en Rondônia, y de haber utilizado el trabajo de indígenas en las minas.

En la jurisdicción de lo que hoy es el estado de Mato Grosso do Sul, Flávio de Abreu no sólo esclavizaba a los indígenas en el puesto bajo su mando, como les utilizaba como moneda de cambio. Según los informes recogidos en el documento, Flávio "entregó la indígena bororo de nombre Rosa al individuo de nombre Seabra, como pago del trabajo de Seabra en la fabricación de un horno de barro." "El padre de la indígena hizo reclamaciones al señor Flavio sobre la entrega de su hija a Seabra. Debido a esta reclamación, el señor Flavio Abreu mandó golpear al denunciante", completa el texto.

En sus pasajes por los puestos del SPI, el fiscal dice que encontró asesinatos de indígenas, prostitución de mujeres, sevicias (violencia física cruel), trabajo esclavo, apropiación y desvío de recursos del patrimonio indígena y dilapidación del patrimonio indígena. Figueiredo afirma que "el Servicio de Protección a los Indígenas se degeneró al punto de que se los perseguía hasta el exterminio"

Edición: Denise Griesinger / Nira Foster
Traducción: Leonardo Vieira